Hace algún tiempo fui sometido a una operación en la nariz, tenían que hacer algunas correcciones no de estética, más bien de funcionamiento. El problema no era algo nuevo, desde la infancia estuvo presente pero aprendí a vivir con esa deficiencia para respirar, todo iba casi normal.
Por supuesto muchos se alarmaron cuando se enteraron de mi operación, para ellos no había ningún problema, hablaba normal, respiraba normal, mi vida estaba perfecta ¿por qué operarme de un día para otro?
Llegó el día, ingresé al quirófano. El mayor temor era recibir anestesia general y quedar totalmente dormido. Me operaron la recuperación fue molesta, pero todo resultó bien.
En nuestra vida muchas veces necesitamos ser operados por el Señor porque llevamos una relación casi buena, casi plena, casi santa. Pasan los años y seguimos atrapados por pecados ocultos, por una vida doble en donde tenemos una agenda religiosa muy solicitada pero nuestra relación con el Señor está en el congelador.
Hoy todos nos ven y piensan que todo está bien pero no conocen el interior, no saben si nos hemos conformado en vivir con una imperfección en el corazón y con esto me refiero a una situación que nos está alejando de Dios. Por supuesto podemos llevar una vida de apariencia en dónde todos pueden creer que estamos perfectos, pero nosotros sabemos que algo está mal.
Es probable que hoy no necesitemos cambiar nuestra estética, porque tenemos mucho cuidado de ello, de nuestra imagen, de las apariencias, de dejar una buena impresión, pues dejemos la estética como está y vayamos a donde nadie puede ver, el interior.
¿Cómo está tu interior? si adentro algo no está bien, tu funcionamiento no es óptimo; no podemos dar a Dios una vida a medias, necesitamos someternos, un 99% no es suficiente, es necesario el 100%. ¿Quieres entrar hoy al quirófano de Dios? El salmo 51:7 nos recuerda "Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve" que petición más poderosa la del salmista.
Volvamos al Señor como cuando lo conocimos por primera vez, dejemos que opere, sigamos sus instrucciones escritas en su Palabra y disfrutemos la increíble sensación que nos da su amor redentor.
Volvamos al Señor como cuando lo conocimos por primera vez, dejemos que opere, sigamos sus instrucciones escritas en su Palabra y disfrutemos la increíble sensación que nos da su amor redentor.
1 Comentarios
Es importante anhelar nuestra sanidad interior. Donde sólo penetra la mano poderosa del Señor, a operar en nosotros lo que no está sano de alguna se ha contaminado, se ha enfermado y hoy necesita intervención divina, para ser sano y libre de lo que no nos permite levantarnos y correr libremente.
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