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Mostrando las entradas con la etiqueta El mensaje de los viernes

¿Alguien escucha mi oración?

La madre paseaba junto a su pequeño hijo de tres años en el centro comercial, una señorita se acercó y preguntó ¿les gustaría entrar a nuestra área navideña y que el pequeño le escriba una carta a Santa? la madre al principio hizo gesto de que no le interesaba, pero al ver la cara del infante, decidió aceptar además era una buena oportunidad para avivar el fervor de fin de año, por lo que accedió a la invitación. Su pequeño hijo aun no sabía escribir y su carta se limitó a unos dibujos y unos garabatos, la madre con un corazón enternecido tomó la hoja y escribió: “Querido Santa, tú que entiendes todos los idiomas comprenderás lo que mi pequeño quiso decirte con estas líneas” y firmó, atentamente la mamá de Andrés. Mientras escribía sus ojos se llenaron de lágrimas y sonrisas, al terminar se puso de pie tomó al pequeño Andresito y llevaron su carta hasta la persona vestida de rojo, de figura regordeta y larga barba blanca. Yo era aquel que se encontraba metido e

¡No quiero terenjena!

Doña Hilda partía cuidadosamente unas berenjenas, ese día había decidido hacer un platillo fuera de lo normal, quería sorprender a todos en casa con esta cena saludable, la aprendió en un video tutorial. El pequeño Braulio y su hermana Marisol regresaron de estudiar, ellos tienen entre 8 y 10 años y se acercaron a saludar a mamá que estaba en la cocina, ella no se había percatado de la llegada de los chicos, Braulio se acercó y luego de besarle la mejilla a su madre preguntó: «¿Eso vamos a comer? yo no quiero comer terenjenas, de eso no quiero» su rostro expresaba claramente la desaprobación al platillo que mamá preparaba, pero doña Hilda sonrió y respondió «No lo has probado y se llama berenjena, la nena la comió el otro día donde la abuela ¿Qué te pareció nena?» Marisol respondió rápidamente « ¡Rico!», «¿ves? espérate a que esté cocido, lo pruebas y si no te gusta te comes otra cosa» dijo la madre, el niño con su cabeza decía que no y con sus manos tapaba la boca, «vayan a

Adicto a la pornografía:

Encerrado en su habitación mientras sus padres pensaban que dormía, él se encontraba sentado en medio de la oscuridad de su habitación, la luz de su móvil iluminaba su ansioso rostro.  En casa, nunca nadie imaginó que él había desarrollado una adicción como esta, las últimas semanas se le veía muy apartado y la excusa perfecta era que debía terminar sus tareas, son de esas que nadie habla porque nos han enseñado a tener vergüenza, más nunca nos enseñaron a pedir ayuda de las situaciones que no podemos controlar y se convierten en un problema. Pero no me he presentado, soy Lucas, un día recibí un mensaje que decía: «Lucas, he asistido a tu grupo en varias ocasiones, quizás no me recuerdes, pero necesito ayuda» era un mensaje anónimo, sentí la urgencia de la solicitud por lo que respondí el mensaje al desconocido número «Hola, ¿quién eres? ¿Cómo puedo ayudarte?» , 30 segundos habían transcurrido cuando de nuevo mi teléfono vibró «mi nombre es lo de menos, no sé qué

¡No tengo fe!

Abner se encontraba postrado en aquella cama de hospital, una bala perdida le pegó justo en el tórax y su situación era delicada, se encontraba en cuidados intensivos. Los hermanos de la iglesia oraban por él y con mucho optimismo declaraban que sería sano.  Las semanas pasaron y cuando todo parecía mejorar de la nada su condición se complicó, el líder de la congregación pasó al frente aquella noche de domingo y dijo: «Amados hermanos, Abner está delicado. elevemos una oración diciendo: Padre que se haga tu voluntad, nosotros hemos pedido por un milagro y hemos olvidado pedir que hagas tu voluntad» la oración continuó con la misma tendencia. La mañana siguiente su familia y los amigos que lo amábamos recibimos la noticia que Abner había fallecido. Con furia pensé la culpa la tiene el pastor por hacer esa oración ¿Quién hace una oración así tan falta de fe? de inmediato tomé el teléfono y le llamé: «¡Pastor! se murió por su culpa» exclamé sin dar antes un saludo, «Buen día Ca

Suicidio a la puerta:

El viento golpeaba su rostro, el latido de su corazón era tan fuerte que sus propios oídos lo escuchaban, dentro de sí continuaba aquella voz que le decía: «Acaba con todo de una vez por todas» su mano temblaba y respiraba profundo porque sentía que el aire no llegaba a su pecho, tenía un nudo en la garganta y su vista se dirigía al fondo de aquel barranco.

¡No te compares!

Salió de su casa y allí estaba Alex con su impresionante bicicleta nueva, era tan veloz. Walter entró de nueva a la residencia, cerró la puerta enojado y le dijo a su mamá «Necesito una bici nueva» su madre se encontraba en la sala viendo su telenovela y no prestó mucha atención a lo que el muchacho expuso, «mamá, te digo que mi bicicleta está muy vieja» « ¿Y qué tiene la que tienes?» dijo doña Griselda, «Es vieja, la de Alex está nueva. Con esta no puedo competir contra él», «muchachos, ¿Por qué todo tiene que ser competencia?» dijo entre dientes la joven madre.

El mensaje de los viernes: La rosa en el camino

María Elena caminaba por el parque todos los días, lo cruzaba para acortar el camino a casa. El ambiente esa tarde estaba diferente o por lo menos la percepción de ella era diferente, el sol estaba como para sentarse en la vieja banca de madera que tenía frente a ella, así lo hizo, se sentó y sacó de su bolso un libro, cruzo un poco la pierna y comenzó interesada la lectura.

El mensaje de los viernes: En el autobús

Se subió al bus que por cierto iba a reventar, los 29° centígrados de ese mediodía se convertían como en 35° dentro del autobús. Como pudo pasó entre las personas «Con permiso, Con permiso» decía mientras se acercaba a la meta, esa era la puerta trasera, allí se sentaba en uno de los escalones y el viaje sería menos agotador.

El mensaje de los viernes: Por el camino

Todos los días caminaba por el mismo lugar, fueron miles de ocasiones en las que ese camino fue su compañero, aunque no era del lugar muchos vendedores que se colocaban a las orillas ya le conocían, sonreían y saludaban con amabilidad.

El mensaje de los viernes: El puré de papa

Se levantó de la cama y fue directo a la cocina, la luz del sol ingresaba por una ventana y daba directamente en su rostro. La noche anterior no fue buena «el nene pasó con una tos que no lo deja dormir, recién cayó» explicaba por teléfono a alguien que la llamó.

El mensaje de los viernes: Los oídos de Dios

Esa mañana Gustavo llegó más temprano de lo normal a la oficina, se sentó, encendió su computadora, volteó a ver el reloj blanco de pared que está a su espalda y pensó: «Todavía hay tiempo para un cafecito» . Sin dudarlo se puso de pie y se encaminó al área de comedor, en su mano llevaba una taza verde que resalta la siguiente leyenda: «Si estás pasando por un infierno, sigue andando» palabras que él sabía fueron dichas por Winston Churchill.

El mensaje de los viernes: Abundantemente pobres

De su mano caía el maicillo, las palomas se amontonaban sobre el suelo para probar el banquete que doña Nina les compartía, hasta parece que la reconocen y la esperan cada día porque en punto de las 3 de la tarde ella pasa frente a la catedral para darles el bendito grano que las alimenta.

El mensaje de los viernes: Los gigantes no existen

Salió de la oficina molesto y con cara de pocos amigos, «¡Mynor!» , gritó Jorge desde adentro. Mynor es un muchacho muy inteligente, bueno en casi todo lo que hace, entablar conversaciones con él es muy interesante, habla de todo, desde fútbol hasta temas complicados de política, religión, economía, marketing, siempre tiene algo para decir y es interesante. Recibía muchos halagos por lo bien que hacía su trabajo y hace algunos meses recibió el reconocimiento al empleado del mes. Todos en la oficina se alegraron por él, porque lo vieron entrar a la empresa, inexperto, pero con muchos sueños.  Además era conocido como un creyente religioso diferente, pero las últimas semanas no ha sido el mismo, parece que algo no anda bien. De hecho, todos en la oficina escucharon lo que Jorge su jefe le dijo:  «Que te pasa a vos, acá te estamos pagando cabal ¿Por qué cambiaste? Se te subieron a la cabeza los halagos» reprochaba Jorge, «Te encargo la puntualidad o ¿así servís también a Dios?»

El mensaje de los viernes: Desde mi ventana

Corrió a la ventana para atender lo que pasaba en la calle y gritó: " El vecino acaba de golpear el carro de Pedrito". Pedrito era otro de los vecinos, "Yo ya le había dicho a Pedrito que el vecino no tiene cuidado para manejar, anda como endemoniado", le dijo a su esposo mientras él guardaba silencio como no queriendo meterse en ese asunto. Job estaba disfrutando de los deliciosos frijoles fritos con crema que su esposa Eunice le había preparado. Era cosa de todos los días, él llegaba del trabajo y ella siempre tenía una historia que contarle, "fíjate que yo digo que el Manuel está engañando a la Tati, ayer me lo topé en el mercado e iba con otra mujer, con una blanquita" Job le dijo "Eu, Manuel es buen cristiano no inventes cosas" y, ¿Quién era esa mujer? cuestionó Eunice, es más "Yo le escribí en el facebook y le dije que no sea infiel, que le iba a decir a la Tati", eso alteró un poco a Job que se quitó los lentes, se puso

El mensaje de los viernes: El último adiós

Llegó a casa después de ese último adiós, la sala de su casa no sería la misma, las reuniones familiares no tendrían sentido, mamá se había ido y su tumba parecía ser su último destino. Tomó el viejo álbum de fotos que se encontraba en la mesa al centro de la sala y mientras algunas lágrimas corrían en su mejilla se sentó en el chillante y frío sofá de cuero. Casi atragantándose por el llanto que llenaba sus ojos, veía cada una de las fotografías. Su mamá había sido diagnosticada con cáncer y la maldita enfermedad la consumió en apenas unos meses. Antes de eso ellos vivían bien, estaban felices, él trabajaba y su mamá siempre tratando de tener todo listo para consentir a su pequeño Juan Carlos, un muchacho de 20 años que ahora se quedaría solo en casa, sus hermanos mayores ya estaban casados. No son lágrimas de aquel que sufre, son lágrimas de aquel que extraña y ama. Pasaron 4 meses desde la muerte de doña Estelita, pero para "JuanCa" como le decían sus amigos, e

El mensaje de los viernes: ¡El gran espejo!

Camila se levantó muy temprano aquel día y comenzó sus actividades de rutina. De camino al baño debía pasar por el gran espejo que se encontraba en el pasillo, odiaba pasar frente a esa superficie reflectante porque odiaba verse en él. Una decepción sentimental en su adolescencia la llevó a intentar quitarse la vida en varias ocasiones, no era feliz con sus brazos llenos de cicatrices. En casa habían sido quitados todos los espejos, odiaba verse en ellos, pero ese gran espejo permanecía allí por el gran bagaje sentimental que tenía. Décadas atrás su papá colocó intencionalmente tal espejo en ese lugar, con esas dimensiones y siempre decía:  “Cada vez que te veas en ese espejo, sin importar los años o las experiencias vividas recuerda que te amo y que sin importar lo grande que seas, siempre serás mi niña y mis brazos siempre estarán para ti” . Ante ese espejo tuvo grandes días, muchas risas y era el único recuerdo que le quedaba de su padre. Los años habían pasado, sus últ