Salió de la oficina molesto y con cara de pocos amigos,
«¡Mynor!», gritó Jorge desde adentro.
Mynor es un muchacho muy inteligente, bueno en casi todo lo
que hace, entablar conversaciones con él es muy interesante, habla de todo,
desde fútbol hasta temas complicados de política, religión, economía,
marketing, siempre tiene algo para decir y es interesante.
Recibía muchos halagos por lo bien que hacía su trabajo y
hace algunos meses recibió el reconocimiento al empleado del mes. Todos en la
oficina se alegraron por él, porque lo vieron entrar a la empresa, inexperto,
pero con muchos sueños.
Además era conocido como un creyente religioso diferente, pero las últimas semanas no ha sido el mismo, parece que algo no anda bien. De hecho, todos en la oficina escucharon lo que Jorge su jefe le dijo: «Que te pasa a vos, acá te estamos pagando cabal ¿Por qué cambiaste? Se te subieron a la cabeza los halagos» reprochaba Jorge, «Te encargo la puntualidad o ¿así servís también a Dios?» Mynor no dijo nada aunque el hecho de que le mencionaran su servicio en la iglesia, hacía que su sangre hirviera, salió muy molesto de la oficina.
Llegó a su lugar y golpeó fuerte una taza con café frío que yacía allí, todos en la oficina guardaron silencio mientras escuchaban el recital que venía de parte de Mynor «Agradecidos deberían estar de que vengo, les estoy regalando mi conocimiento, a ver si encuentran a alguien que los aguante y les de todo lo que yo doy».
Además era conocido como un creyente religioso diferente, pero las últimas semanas no ha sido el mismo, parece que algo no anda bien. De hecho, todos en la oficina escucharon lo que Jorge su jefe le dijo: «Que te pasa a vos, acá te estamos pagando cabal ¿Por qué cambiaste? Se te subieron a la cabeza los halagos» reprochaba Jorge, «Te encargo la puntualidad o ¿así servís también a Dios?» Mynor no dijo nada aunque el hecho de que le mencionaran su servicio en la iglesia, hacía que su sangre hirviera, salió muy molesto de la oficina.
Llegó a su lugar y golpeó fuerte una taza con café frío que yacía allí, todos en la oficina guardaron silencio mientras escuchaban el recital que venía de parte de Mynor «Agradecidos deberían estar de que vengo, les estoy regalando mi conocimiento, a ver si encuentran a alguien que los aguante y les de todo lo que yo doy».
Conversar con él, dejó de ser agradable porque para todo
quiere dar su opinión aunque no se la estén pidiendo. Sonia le dijo el otro día
« ¿Qué te pasó Mynor? antes escuchabas y eso uno lo valoraba, pero ahora todo
es criticar, todo es señalar, sino tienes paz en el corazón deberías de ir a la
iglesia pedirla» lo irónico de esto es que Sonia no es una mujer creyente, ni
religiosa.
Hoy al ingresar nos comentó el guardia de seguridad que
Mynor no iba a poder ingresar, porque lo iban a despedir y al llegar debía ir
directamente a gerencia, es una lástima porque hablaba tan bonito de Dios y de
esos acá en la oficina no hay muchos, no supo mantener los pies en la tierra,
dejó de vivir el amor del que nos hablaba y como dijo don Jorge, mi jefe:
«Lástima, este muchacho no escuchó consejo, aquí todos somos necesarios más no
irreemplazables, se le olvidó que los gigantes ya no existen».
El orgullo es mal compañero, nos hace desvalorizar el
esfuerzo de los demás y nos lleva a sentirnos GIGANTES, superiores ante los
demás, sin ser cierto y olvidando que hasta Goliat perdió la batalla. Debemos
cuidar nuestro corazón, pedir sabiduría para caminar por la vida sin tener un
excesivo concepto de nosotros mismos que nos desvíe a vivir una vida
incoherente.
El orgullo es mal compañero, nos hace desvalorizar el esfuerzo de los demás.
Nuestro aporte, nuestro trabajo es necesario más no
insustituible, vivamos una vida apegada a la Biblia, amando a los demás como a
nosotros mismos y siendo esas cartas abiertas que dan testimonio creíble, esa
luz que se coloca sobre la mesa para alumbrar a todos los que están cerca así
puedan conocer las Buenas Noticias del amor y la gracia de Dios.
Yo también he subido en algún momento al Olimpo del ego, creyendo saberlo todo, pero es sabio y necesario volver para recordar que siervos somos.
«En virtud del don que me ha sido otorgado me dirijo a todos y a cada uno de ustedes para que a nadie se le suban los humos a la cabeza, sino que cada uno se estime en lo justo, conforme al grado de fe que Dios le ha concedido» Romanos 12:3. BLPH
Autor
Julio Calo
Derechos reservados
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Julio Calo
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5 Comentarios
Muy interesante <3 y una bella enseñanza la que me deja éste articulo. Dios te bendiga grandemente
ResponderBorrarMe encanta.... Gracias por darnos un poquito de sabiduría y entender que el orgullo nos lleva a nuestra propia destrucción... Bendiciones Julio
ResponderBorrarDios te siga usando. Te bendigo a Vos y los tuyos en el NOMBRE DE JESUCRISTO.
ResponderBorrarSI tienes razón julio al leer esto me hizo reflexionar y recordar que una vez cometí este error (por no decir varias veces) la verdad no es justificarme! pero la palabra de Dios dice que pasa los tiempos de ignorancia! pero si siente terrible uno cuando cometes esos erroes yo perdi varios trabajos y hasta esta fecha no he aprendido a superarlo del todo pero comprendo el gran amor de DIos y su miseric ordia pues el tenía un propósito para mi pero el problema es que hacemos quedar mal Señor!
ResponderBorrarMuy impresionante Dios es a quien debemos de poner primero que a todo lo que hagamos pero muchas veces nos hemos sentido que sin nosotros todo fracasa pero al contrario hasta mejor podría ser, gracias Julio bendiciones
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