“De mi barrio la más religiosa era doña Carlota, hablaba de amor al prójimo y me ponchó cien pelotas” dice aquella canción. Lo normal es que amemos a aquella señora que nos daba agua después de cada partido que jugábamos en la cuadra, pero ¿quién amaría a la señora religiosa que nunca nos devolvió las pelotas plásticas que se trababan en su casa? Ella no se lo merece por hipócrita y amargada. Se nos enseña que amemos a los que piensan como nosotros, a los que están a nuestro favor, pero a los que piensan diferente y no siempre apoyan nuestras ideas les vemos como rebeldes, arrogantes y personas que no merecen nuestra estima, "y mucho menos vale la pena escuchar sus razones" , pensamos. Pero ¿es eso lo que realmente nos enseña la Biblia? «Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen» Mateo 5:43-44. En el sermón del monte Jesús nos recuerda que