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Tanto amor en medio de tanto dolor:

Hace tres meses vivimos unas de las crisis más grandes que nos ha tocado experimentar como familia. El nacimiento de Gabriel vino acompañado de una semana de incertidumbre, ya que su salud se vio amenazada. Lloramos, oramos con todo, por momentos un fuerte temor se apoderaba de mi corazón, tuve dudas, pero en medio de toda esta crisis, una ola de amor nos abrazó.  Oraciones que nos fortalecieron de una manera milagrosa. Hermanos en la fe, amigos y familiares se acercaron y nos recordaron que no estábamos solos y debo confesar que se sintió muy bien. La iglesia tiene en sus manos un antídoto transformador, no sé si logramos dimensionar el poder que está a nuestro alcance, no como algo que nosotros inventamos, sino como algo que el maestro puso a nuestra disposición para expandir Su Reino de manera estratégica, pero creo que aún no lo comprendemos con claridad. Nuestra meta es cambiar el mundo y pensamos que tenemos que ser más intelectuales o más agresivos en compartir el mensaje, más c
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El mensaje de los viernes: ¡Peligro!

Alejandro salía casi todas las tardes a jugar en el patio trasero de su casa, su padre había sembrado años atrás un limonar y la grama verde vestía aquel pequeño espacio que servía como área de entrenamiento para que el pequeño niño de 7 años pudiera patear su balón de fútbol. Después de jugar un poco se sentó sobre el césped y veía con detenimiento la parte superior del muro colindante, era esa pared que dividía su casa de las otras propiedades ¿pero por qué lo veía con detenimiento? Simplemente le llamaba la atención que sobre el muro, en un alambre espigado de protección se veía un pequeño letrero que decía: “¡Peligro!” y figuraba una calavera, este letrero advertía el alto voltaje que protegía la vivienda. Veía el letrero y movía la cabeza diciendo “no” , luego observaba el piso como reflexionando y repetía el ejercicio, su mamá lo miraba desde la cocina y cuando tuvo la oportunidad de preguntar, le dijo: “Alejandrito, porque veías el muro y decías que no” , el niño puso cara de s

No soy cristiano

Una reconocida agrupación cristiana de rock, famosa desde mediados de los años 90, algunas de sus canciones alcanzaron el ‘top one’, ministraron en conciertos y después de ser un referente para millones de cristianos, el vocalista hace esta declaración: “Todo es un malentendido, nosotros hacemos alusiones espirituales en nuestras canciones pero no somos cristianos, un cristiano tiene un compromiso por convencer a otros acerca de su agenda y nosotros no tenemos ningún compromiso por convencer a nadie” . Desde esa perspectiva ¿eres un cristiano? ¿Eres alguien comprometido con la causa de compartir tu fe con los demás? Los cristianos no solo hemos sido llamados para ser promotores de valores morales, tampoco hemos sido llamados solamente para ser buenas personas, buenos vecinos, buenos trabajadores, también tenemos una tarea, una misión y no tiene que ver con sentirnos entretenidos en el templo o con asistir a las reuniones de domingo. Hemos sido llamados para compartir una agenda más gra

Mi perfecta vida cristiana:

Mientras jugaba una “chamusca” con mis amigos, los veía saludarse a la puerta del templo, impecables, no había sonrisa en su rostro, tampoco eran muy amables, pero su facha y forma de moverse aparentaba una vida santa e inmaculada.  Aunque nos veían allí todas las tardes, no recuerdo que se acercaran a saludarnos o a invitarnos a pasar. Alguna vez los escuché hablar en sus reuniones, dirigir sus oraciones y hasta llegué a pensar “ellos tienen un nivel de conexión celestial”, sin duda, tenían una vida perfecta, sin problemas y 24 horas del día en oración y ayuno o algo parecido. Yo tenía catorce años y estaba roto, desolado, necesitaba encontrar una solución a mi caos. Fue cuando un vecino se acercó para invitarme a una reunión en su casa, él no se veía como los otros cristianos, no hablaba como ellos y tampoco se vestía como ellos, era diferente , se veía menos santulón y sobretodo se acercó para hablarnos y bromear con nosotros un poco. Aquella noche, en esa sala humilde pero cálida,

El loco del martillo

El golpe del martillo en la madera fue su compañero durante muchos años. Estaba haciendo lo que se le ordenó, aún cuando las personas alrededor lo veían con rareza, “está loco” decían “¿quién hace esas cosas en este tiempo” murmuraban.   Los amigos lo habían abandonado, por lo menos ninguno de ellos se sumó a la tarea. Mientras sonreía con cierta ironía, en silencio se decía: “Es cierto, a veces creer es más difícil cuando te ves solo, pero ¿quién quiere golpear madera y creer en lo que se me ordenó?” . Convencido estaba, “trabajo y creo en algo verdaderamente grande”, repetía. Algunas veces pensó en dejar el martillo y el serrucho, estaba abrumado, y aquella pregunta lo atormentaba ¿será que en verdad sucederá? ¿En verdad Dios cumplirá su Palabra? Y la madera recibía algunas primeras gotas que venían de sus ojos. Después de tanto trabajo y de tanta espera, aquella mañana se levantó y vio cómo el cielo se llenaba de una nubosidad diferente y con ella comenzaron a caer gotas inesperadas