María Elena caminaba por el parque todos los días, lo cruzaba para acortar el camino a casa. El ambiente esa tarde estaba diferente o por lo menos la percepción de ella era diferente, el sol estaba como para sentarse en la vieja banca de madera que tenía frente a ella, así lo hizo, se sentó y sacó de su bolso un libro, cruzo un poco la pierna y comenzó interesada la lectura.
Un joven se sentó frente a ella, él hacía girar una rosa roja que tenía en su mano, se veía nervioso, desesperado, él sacaba su teléfono como esperando que alguien le llamara, fue inevitable que María Elena desviara su mirada y prestara atención al impaciente, intentó continuar con su lectura pero era imposible, él chico se levantó y dejó en la banca la rosa que portaba.
María Elena puso el libro sobre su banca y con la mirada acompañó al muchacho que se retiraba, al desaparecer de su vista de inmediato se puso en pie y fue por la rosa, su tallo estaba quebrado seguramente por el movimiento giratorio del cuál fue objeto, pero la rosa estaba impecable, roja y como recién dejando de ser un botón.
Ella no comprendió como alguien por muy frustrado que se encuentre deje una flor tan bella tirada como basura, la tomó, recogió sus cosas y se fue directo a casa.
Entro a su hogar, saludó a su mamá que se encontraba planchando ropa en la sala, mientras veía un programa en la televisión y se fue directo a su habitación, pero antes de entrar escuchó que alguien sonaba su nariz, pero nadie estaba resfriado pensó y se dirigió al cuarto de su hermano y María Elena pregunto ¿Qué pasó? Sergio sólo volteó y le dijo: "No te preocupes, no es nada, son cosas del corazón... ya pasará", María lo abrazó y le dijo "no te pongas así, mira te traje esto" y le mostró la bella flor.
Sergio se limpió las lágrimas y exclamó: "Vos que bonito detalle, justo lo que necesitaba" y tiernamente se dieron un abrazo.
En medio de las dificultades tendemos a ver todo negro, oscuro, perdemos la objetividad y creemos que nadie sufre como nosotros. A nuestro derredor hay cosas bellas que nos acompañan día a día, la familia, los amigos, la creación, el cielo, la sonrisa de un niño, la vida en sí es un regalo que debemos agradecer a pesar de las dificultades.
Disfruta este día como si fuera el último, dile a las personas que amas que las amas, entrega una sonrisa, regala un abrazo, en medio de las dificultades no estás solo.
"Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla" 1 Corintios 10:13
Autor
Julio López Carranza
www.soyjuliolopez.com
Derechos reservados
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