Encerrado en su habitación mientras sus padres pensaban que dormía, él se encontraba sentado en medio de la oscuridad de su habitación, la luz de su móvil iluminaba su ansioso rostro.
En casa, nunca nadie imaginó que él había desarrollado una adicción como esta, las últimas semanas se le veía muy apartado y la excusa perfecta era que debía terminar sus tareas, son de esas que nadie habla porque nos han enseñado a tener vergüenza, más nunca nos enseñaron a pedir ayuda de las situaciones que no podemos controlar y se convierten en un problema.
Pero no me he presentado, soy Lucas, un día recibí un mensaje que decía: «Lucas, he asistido a tu grupo en varias ocasiones, quizás no me recuerdes, pero necesito ayuda» era un mensaje anónimo, sentí la urgencia de la solicitud por lo que respondí el mensaje al desconocido número «Hola, ¿quién eres? ¿Cómo puedo ayudarte?», 30 segundos habían transcurrido cuando de nuevo mi teléfono vibró «mi nombre es lo de menos, no sé qué hacer. He estado presionando a mi novia para que tengamos sexo, ella no quiere, pero yo estoy desesperado porque necesito tener sexo», por supuesto que me alarmé, porque ¿quién hace una confesión de esa manera? tiene que estar muy desesperado, de inmediato me pregunté ¿qué respondes a una confesión como esta? me dejó frío y en silencio durante algunos minutos. Cerré mis ojos, oré rápida y silenciosamente "Señor, ayúdame, dame sabiduría".
Tomé el teléfono y llamé al número, necesitaba hablar con la persona al otro lado, por supuesto no contestó y de nuevo entró otro mensaje «No puedo revelar mi identidad, no insistas en hablar» me dio desconfianza y pude bloquear el número en ese momento, mas no lo hice y respondí «¿Con qué estás llenando tu mente? que te sientes tan presionado a tener sexo y obligar a tu novia» ahora el emisor de los mensajes del número desconocido fue quien tardó en responder, imaginó que estaba pensando bien sus palabras «No es mi culpa, yo sólo quiero dejar de sentirme así, todo empezó como un juego, fue una salida, pero ahora no puedo dejarlo» «¿De qué me hablas?» pregunté «Porno» dijo y luego agregó «ayúdame, he tratado de vencerlo, pero siempre estoy pensando en sexo y eso me lleva a hacer otras cosas que no están bien».
Le dije: «Todos tenemos luchas cada día, durante mucho tiempo también luché contra la pornografía. Siempre creí que podría vencerla pero la realidad fue otra, también llevé una vida doble durante mucho tiempo, pero el amor de Dios me abrazó y perdonó mis faltas. La Biblia me dice que la lujuria, el sexo fuera del matrimonio y la inmoralidad sexual son pecado ¿sabías eso?» pasaron algunos minutos y respondió con un emoji :(
«Dios también puede perdonarte, lo hizo conmigo y juntos hemos salido de esa situación que me atormentaba. Te confieso que iba por la calle y no podía ver a una mujer linda sin sentirme excitado, muchas veces les dije cosas ofensivas y pensaba de una manera muy sexual, me da mucha vergüenza confesarlo pero así era» expliqué, « ¿Qué hiciste para cambiarlo?» cuestionó.
«No te mentiré ha sido difícil, algunas veces recaí, pero tuve que tomar decisiones valientes. Primero comprendí que es pecado y que no le agrada a Dios, y yo de verdad quería agradar a Dios, por lo que dispuse consciente y voluntariamente esforzarme más. Muchos piensan primero en el miedo de fallarles a sus padres, yo decidí no fallarle a Dios, esa fue mi fuerza desde el principio.
Segundo, decidí sacar la televisión y la computadora de mi habitación y decidí pedir consejo a mi líder, fue difícil contar mi problema pero necesitaba a alguien a quien rendir cuentas, al principio fue muy complejo porque sentía que lo necesitaba y cuando me encontraba solo parecía inevitable mi caída y fue allí donde las palabras de alguien me dieron mucha más fuerza, "Cuando te sientas tentado y no puedas más, ¡huye! no te hagas el valiente. No conozco a un alcohólico que quiera dejar el vicio que se resista a una botella de su bebida embriagante favorita, si se queda frente a ella la beberá, le conviene mejor huir"»
El amigo al otro lado interrogó « ¿Y te funcionó?» «Por supuesto» respondí «Aunque no hubiera sido posible sin la ayuda de la Palabra de Dios y de mi deseo voluntario de querer cambiar la situación, con el tiempo me hice fuerte y ahora puedo decirte con confianza que no la necesito».
«¿Oras por mí?» preguntó «Por supuesto, pero recuerda que de nada sirve que ore por ti sino fortaleces tu voluntad en Dios. Afuera todos te dirán que es normal hacerlo, pero si quieres honrar a Dios, obedecerlo es fundamental. Pide perdón, fortalece tu relación con Dios, toma decisiones que te ayuden a no caer en la tentación, busca un buen líder a quien rendirle cuentas y ¡huye! cuando sea necesario.
P.D. otra valiosa, has ejercicio»
Quisiera decir que con estas palabras le solucioné la vida, pero estoy consciente de la feroz lucha que tendrá que llevar por vencer su carne.
Estadísticas dicen que más del 93% de varones y el 62% de las mujeres consumen pornografía en internet. Por supuesto esto lleva a la mayoría de personas a llevar una vida doble, aparentando moralidad y en secreto viviendo la inmoralidad.
¿Está bien mi adicción? no, no lo está. Las adicciones esclavizan y enferman nuestra mente y nuestro cuerpo. Dios espera que en el sacrificio de Jesús encontremos vida que libera de la esclavitud del pecado y en su Presencia encontremos plenitud que nos libera de necesitar algo más, ¿Estás sufriendo una adicción? recuerda.
«Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo» 1 Juan 2:16 NVI.
«Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa» Romanos 13:14
Autor
Julio López Carranza
Derechos reservados
2 Comentarios
Saludos Julio. Me gustó esté artículo ❤ sigue así.
ResponderBorrarQue buen articulo, gracias por compartirlo.
ResponderBorrarDios te siga bendiciendo ��
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu comentario.