Se levantó de la cama y fue directo a la cocina, la luz del sol ingresaba por una ventana y daba directamente en su rostro. La noche anterior no fue buena «el nene pasó con una tos que no lo deja dormir, recién cayó» explicaba por teléfono a alguien que la llamó.
Luego de cortar la llamada Mirian abrió la puerta de la refri y allí sólo había un "tambo" con agua pura, se sirvió un vaso y mientras se comía las uñas, vio de reojo una cesta que contenía dos papas, no dijo nada, sólo se rascó la cabeza y cerró los ojos.
Pasaron como 30 minutos y el timbre del teléfono la despertó, se había quedado ligeramente dormida sobre la mesa del comedor, tomó el aparato y respondiendo al llamado dijo: «Hola amor ¿cómo te fue?», hizo una pausa mientras escuchaba la respuesta y prosiguió «el nene está mejor se quedó dormido creo que esa medicina si le hizo efecto» al otro lado del teléfono se encontraba Estuardo, su esposo.
Estuardo tuvo un accidente en motocicleta hace algunos meses, el seguro social lo suspendió y por asuntos de burocracia su pago correspondiente a los últimos 6 meses aún no había sido efectivo, «ya va a salir su cheque» era lo que respondían pero los pocos ahorros que tenían se acabaron y mientras lo habilitaban para regresar a su trabajo, buscaba "trabajitos" que le hicieran ingresar algunos centavos.
Al finalizar la llamada, Mirian se sentó de nuevo, suspiró y cerró los ojos y dijo con una voz entrecortada: «Señor, no entiendo por qué está pasando todo esto, la verdad es que no entiendo, sólo quiero que sepas que seguimos confiando en ti, sabemos que tú eres quien provee, él que abre las puertas y aunque todo esté en contra sabemos que cuidas de nosotros» estuvo así por lo menos una, una hora que le hizo olvidar que no había desayunado.
Estuardo abrió la puerta, llevaba en sus manos un bote de leche, se acercó a Mirian, le dio un beso en la frente y le dijo: «Compré este, gracias a Dios estaba en oferta, hasta me quedó para comprar pan» sus ojos se llenaron de lágrimas, un nudo se apoderó de su garganta y no pudo contenerlo más, con un fuerte abrazo tomó a Mirian y le dijo: «Perdóname por darte esta vida, no se la merecen, ustedes se merecen lo mejor, pero Dios nos va a ayudar y vamos a salir de esta».
Una llamada interrumpió el abrazo, Estuardo tomó su teléfono «Es Guicho» le dijo, se limpió las lágrimas de los ojos y caminó al patio para contestar la llamada «¿Qué tal brother cómo estás? bendiciones» dijo en voz alta como era su costumbre.
Un minuto pasó y con una sonrisa en el rostro regresó y le dijo a Mirian, «arréglate porque dice Guicho que se invitó para venir a almorzar» «¿y ahora que vamos a hacer?» preguntó ella preocupada «¿Qué le vamos a dar? papas» «dice aquel que le gusta el puré» dijo Estuardo soltando una carcajada, «no te preocupes Dios siempre provee, dice Guichito que sintió en su corazón invitarnos a comer, él trae todo, y me dijo que me quiere hablar de un negocio» Mirian sólo sonrió, levantó sus manos y dijo: ¡Gloria a Dios!
El mundo y el día a día nos absorben y perdemos la sensibilidad, dejamos de preocuparnos por las otras personas. Hoy podemos ser un instrumento de Dios para proveer, para llevar un abrazo, una palabra de esperanza ¡Dejemos que Dios nos use para bendecir!
Somos hermanos y los hermanos no solamente se saludan, se ayudan se apoyan, oran unos por otros.
Y si hoy estás pasando una situación que no comprendes, que no esperabas y esto a generado una enorme necesidad, sigue confiando ¡DIOS PROVEERÁ! En el desierto el pueblo de Israel tuvo hambre, tuvo sed y Dios fue fiel para suplir.
«Y así sucedió. Aquella misma tarde llegaron al campamento tantas codornices que cubrieron todo el suelo. A la mañana siguiente, todo el campamento estaba cubierto con un rocío que, al evaporarse, dejaba en el suelo algo blanco y pequeño, parecido a migajas de pan. Como los israelitas nunca habían visto nada parecido, se preguntaban qué cosa era. Moisés les dijo: «Éste es el pan con que Dios los va a alimentar» Éxodo 16:13-15.
Autor
Julio López Carranza
www.soyjuliolopez.com
Derechos reservados
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