¡Adiós Kobe!



Nunca fui fan de los Ángeles Lakers, pero era inevitable disfrutar del juego que #theBlackMamba. 

Para quienes nunca pudieron ver un juego del gran Michael Jordan, Kobe tenía mucha de su calidad, dentro de la cancha lo dejó todo, records, partidos memorables y jugadas inolvidables, muchos cuentan de la increíble persona que era, del padre ejemplar que intento ser. A los 41 años deja este mundo y el mismo se paraliza, llora su partida.



La vida es corta, muchos lo han dicho. Hoy estamos mañana no sabemos, por ello no podemos darnos el lujo de vivir indiferentes, debemos intencionalmente preparar el camino, el legado, no digo que no puedes equivocarte, lo más seguro es que te equivocarás aunque no lo desees, me refiero a que con intención en el corazón vivas con integridad sabiendo que otros pueden ver en ti, influencia.

Todos influimos en otros, aún los que creen no tener influencia, influyen en promedio a diez mil personas en toda su vida, explica John C. Maxwell en su libro «Desarrolle el líder que está en usted». 

Bryant hacía sobre la duela lo que sabía hacer y de una manera superior, eso inspiró a muchos no solo actuales jugadores profesionales, sino a aquellos que jugábamos un 21 y que soñábamos con encestar mientras narrábamos "la tira Kobe",  ¿Cuánto tiempo estarás sobre la tierra? no lo sabes, por ello hoy es un buen día para comenzar, que las personas vean en ti a alguien que piensa en excelencia, que vive valores, respeta y ama a las personas. Da lo mejor de ti sobre tu duela, sobre tu cancha y deja que otros jueguen a ser tú, que vean el reflejo de Jesús en ti.

Que tu paso por esta vida no sea desapercibido, porque quieras o no influyes, decide hoy que tipo de influencia quieres ser. Vive con integridad sin tomar atajos que desmoronen tus principios morales.

«Señor, ayúdame a comprender lo corto que será mi tiempo en la tierra. Ayúdame a comprender que mis días están contados y que mi vida se me escapa de las manos. 5 Muy breve es mi vida. Toda entera no es más que un momento para ti. ¡La existencia humana es como un soplo!» Salmo 39:4-5 NBV.

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