El viento golpeaba su rostro, el latido de su corazón era tan fuerte que sus propios oídos lo escuchaban, dentro de sí continuaba aquella voz que le decía: «Acaba con todo de una vez por todas» su mano temblaba y respiraba profundo porque sentía que el aire no llegaba a su pecho, tenía un nudo en la garganta y su vista se dirigía al fondo de aquel barranco.