Cada inicio de año es el mismo ritual, promesas, metas, intenciones, etc. Fabricamos nuestra lista de “hazañas” que cumpliremos en el próximo año, pero al pasar los días, las energías se agotan y con ella, también la motivación. Por ello los primeros días de enero es común ver a muchas personas correr por la carretera, pero al terminar la primera quincena del año, ya no hay nadie corriendo por allí.
A todos nos ha pasado, al final de año no queda de otra más que sacar balances de los éxitos y las frustraciones; aunque todos queremos verlo con ojos positivos (nadie quiere decir que le fue mal), sinceramente para ti ¿fueron más las satisfacciones o las frustraciones?
Hoy quiero darte un consejo, antes de escribir una tu listado con metas y propósitos para el nuevo año, toma tiempo para estar a solas con el Señor y graba esos anhelos en tu corazón, usualmente nos esforzamos y hacemos hasta lo imposible por aquellas cosas que nos queman el corazón (nos apasionan).
Nuestros sueños pueden ponernos en peligro, existe algo que puede hacer que la bendición de Dios se aleje de nosotros en este nuevo año, por lo cual debemos prestar especial atención: "Tengan cuidado de no olvidarse del Señor su Dios..." Deuteronomio 8:11. Eso lo dice la Biblia. Por eso es importante consultar a Dios antes de lanzarnos en una búsqueda desenfrenada por cumplir sueños.
El trajín de la vida, el cansancio, el trabajo, los problemas, tener abundantemente o en el peor de los casos la aflicción o tener escasez, entre muchas otras cosas pueden hacer que nos sintamos tan relajados o tan incómodos que dejemos a Dios fuera de nuestra vida, lejos de los lugares importantes. Sin ir tan lejos, estas fechas que deberían ser una verdadera fiesta de consagración a Dios porque celebramos el nacimiento de Jesús, se convierten en el pretexto perfecto para apartarnos de nuestro Señor. No olvides, somos adoradores, vivimos para adorarlo.
Yo anhelo que para mi vida y la tuya en este nuevo año vengan abundantes bendiciones, que se abran puertas, que las bendiciones sean no sólo espirituales, sino también materiales, que en nuestras casas no haya escases, que no falte el trabajo, que los negocios y proyectos sean prosperados, que nuestro Ministerio de frutos y sea una luz en medio de nuestra nación y el mundo.
Me despido recordándote lo siguiente: "Ahora pues, deben saber que el Señor su Dios marcha al frente de ustedes…" Deuteronomio 9:3.
Puede que en el año que termina no hayamos realizado todos nuestros proyectos y eso puede frustrarnos. Ahora viene un nuevo tiempo, una nueva oportunidad, UN NUEVO AÑO. Aprovecha para proyectarte, haz planes, Dios va contigo. Este nuevo año atrévete a conquistar, es tiempo de ganar nuevo territorio. Por sobre todas las cosas, nunca olvides RENDIR TU CORAZÓN, si tienes adoración en tu vida, siempre tendrás puertas abiertas a la bendición.
¡Feliz nuevo año! Sorprende a Dios con tu fe.
1 Comentarios
Hey Exelente Reflexion.:! Y claro creo que Tenes razon..muchas veces planeamos y nos olvidamos de Dios, y el resultado de esto es que vamos muchas veces hacia el fracazo..! Es de enorme importancia tener a Dios Presente en todo.:!
ResponderBorrar¿Qué te pareció este artículo? Deja tu comentario.