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Millenials, paternidad e infoxicación



A finales de los años noventa y con la incertidumbre del famoso 'Y2K' que aperturó la década de los dos mil, llegó la nueva era tecnológica. Por supuesto los chicos de ahora piensan que siempre existió Youtube, Tiktok, videojuegos, gamers, etc. Pero hubo una generación que tuvo que asimilar la transición de ser la última generación análoga y convertirse en los primera generación digital, los millenials (1981-2000) fuimos la última generación en ver que se enviaban cartas, telegramas, fax y dimos cabida a utilizar correo electrónico, MSN y redes sociales. No digo que mi generación haya liderado esta transformación porque eso lo debemos a los baby boomers y a la generación X, pero fue mi generación la que tuvo que vivir esa etapa entre dos mundos, a muchos de los millenials no nos asustó el cambio y con gusto recibimos el reto del aprendizaje y adaptación, dejando atrás lo que antes conocimos y ahora ver el presente y futuro.


Quizás a los Baby boomers (1945-1960), generación X (1960-1980) les costó mucho más la adaptación sobre todo en el uso de los nuevas tecnologías, pero los milleniales pasamos de ir a la biblioteca a hacer investigaciones en la internet, de jugar cincos  y volar barrilete a jugar "culebrita" desde el celular; vimos como los juegos planos de Atari y Nintendo, pasaron a convertirse en juegos más dinámicas e interactivos; los ruidosos teléfonos de disco se convirtieron en celulares, las libretas en donde nuestros padres escribían todos los contactos telefónicos pasaron a los contactos guardados del móvil, ya no era necesario memorizar todos los números de contacto porque ahora el teléfono almacenaba esa información y vimos como tener una guía telefónica fue totalmente innecesario, porque en las redes sociales el contacto estaba al alcance.


Conocimos el mundo predigital, valoramos mucho las relaciones cara a cara y disfrutamos muchísimo la privacidad, fue emocionante y muchos de los milleniales seguimos el crecimiento del mundo digital y aunque no fuimos nativos, nos adaptamos y adoptamos la digitalización como nuestra. Los años han pasado y el avance tecnológico ha ido creciendo, llegando a niveles que solo podíamos ver en las películas futuristas de los años ochenta, somos quizás la generación que más ha tenido la oportunidad de la educación universitaria, debido al abanico de oportunidades que la tecnología trajo consigo. Para muchos de nosotros llegó el matrimonio y la paternidad y nos convertimos también en la primera generación de padres con hijos 100% nativos digitales y esto trae grandes oportunidades y retos, porque tenemos ante nuestros ojos la oportunidad de guiar a una generación brillante en esencia, pero que se encuentra sobre estimulada y mucho más en este lapso que Covid19 trajo consigo y rompió con las relaciones humanas que se conseguían en centros de estudio y todo se centralizó en las pantallas. 


Pero los niños no son los únicos sobre estimulados, los adultos nos encontramos infoxicados y entre trabajo, televisión, redes sociales, horas de tráfico, iglesia y muchos otros, podemos devaluar la importancia de la influencia que generamos a nuestros hijos, ya que en muchos casos el único contacto humano que los niños actuales tienen se simplifica a sus relaciones familiares, esto quiere decir que somos los padres los que alimentamos ese núcleo fundamental de valores, actitudes, hábitos, sentimientos, experiencias, conocimientos y pautas de comportamiento, es importante que lo evaluemos, sobre todo en esta era de niños que sufren de altos niveles de estrés que décadas atrás solo eran experimentados por los adultos, problemas de salud mental tales como ansiedad y depresión, estamos hablando de niños.


"¿Cómo ser papás? ahora es muy fácil" me dijo alguien "porque voy a la librería y compro un libro, entro a mi plataforma de streaming y encuentro un podcast, escribo en Google y aparece un artículo que escribió mi influencer favorito". La información no es un problema, solo seamos cuidadosos con las variadas ideas y criterios que llegan a nosotros y que se fundamentan en ideas de individuos o que se venden como un producto de mercado aunque en la práctica realmente no funcionen y que nos dejan con aquel pensamiento ambiguo de "todos los caminos llevan a roma". Quizás no es tan fácil ser padre, sobre todo porque en esta era muchos de los chicos pasan más tiempo con un dispositivo que con una persona real, reciben de los valores o antivalores que que sus "héroes" de redes sociales les transmiten ¿Qué haremos para fortalecer los valores de nuestros hijos? 


No busco decirte como ser padre, solo quiero recordarte que en este tiempo de infoxicación, en donde los valores y principios no parecen tan importantes y en donde es más fácil ceder ante las exigencias de nuestros infantes para que vean que somos sus "amigos" o porque tenemos miedo a traumatizarlos con un regaño o preferimos evitar la vergüenza de la corrección o bien porque los pequeños merecen tener todo lo que yo nunca tuve o solo porque quizás el hecho de que el niño esté frente a la pantalla me regala minutos de "paz y tranquilidad", ten cuidado de que la libertad de expresión o permisividad que brindas no se convierta en una vida sin límites que subordine tu responsabilidad y autoridad, no estamos en la vida de nuestros hijos para ser sus amigos, estamos allí para ser sus padres, amigos tendrán muchos a lo largo de su vida, pero padres no. 

En este tiempo quiero recordarte lo que el apóstol Pablo nos dice: «No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él». En la Biblia podemos encontrar principios y valores que nos guíen en una buena paternidad, Dios mismo modela su paternidad a través de ella, esta Palabra forma hombres y mujeres de bien «Enséñale al niño a elegir el camino correcto, y cuando sea viejo no lo abandonará», tus hijos son una esponja que absorbe todo lo que modelas y aceptará como normal todo lo que toleras.

El mundo sigue cambiando, es inevitable y la paternidad es agotadora y requiere disciplina y responsabilidad. Nuestros nativos digitales necesitan aprender de ti los valores y principios que demuestren temor de Dios, porque no siempre serán niños, no siempre serán tus pequeñitos y los espera un mundo superficial, sin piedad, que devora, consume, destruye, idealiza y tú y yo somos la generación encargada de preparar a la siguiente, porque hoy son niños pero mañana serán adultos ¿Qué tipo de adultos estamos preparando? ¿Qué tipo de valores o antivalores, principios o sufrimiento estamos heredando? Piénsalo, hoy tienes otro gran privilegio, hoy tienes una gran oportunidad, no la desperdicies.

Oro para que el Señor te llene de sabiduría y puedas modelar una paternidad de la cuál tus hijos se puedan beneficiar por la riqueza que le transmitió.

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